El público quiere vivir la película no sólo verla.
Thierry Bleu, uno de los grandes entrenando actores internacionales.
Por Ramón G. del Pomar.
“…cada pequeña acción cotidiana forma o destruye el carácter.”
Oscar Wilde
Por L. Ramón García del Pomar.
Fue en una de estas acciones, en una comida en casa de Mehagan y Carlos, donde conocí a Thierry Bleu. Lo primero que me llamó la atención de él no fue su envidiable y fibrosa delgadez ni la jovialidad en la expresión de sus facciones, tampoco la juvenil y elegante manera de vestir y desenvolverse, ni su imagen de hombre forjado de país en país o, a lo Corto Maltés, de puerto en puerto. Lo que sí atrajo poderosamente mi atención fue algo mucho más elemental, algo que me despertó en la memoria el recuerdo de la cariñosa costumbre que había en mí antaño de pueblerino feliz, donde siempre que se visitaba una casa en las manos se llevaban unas patatas recién sacadas del huerto, o unas cebollas o los guisantes en su vaina verde o la mejor gallina para hacer caldo en la sopa del cumpleaños de quien tuviera la fecha encima. Así, vi que para el protagonista de esta entrevista mi añorada costumbre no era parte del pasado sino de un generoso presente; él llegaba con un bote de miel en las manos y se lo ofrecía a nuestra anfitriona como regalo de cumpleaños.
Siempre me han caído bien las personas que no tratan a sus amistades como si fueran corrientes, y Mehagan, mi amiga desde hace años, nunca ha dejado de ser especial. Pregunté, a Carlos, quién era aquel tipo, uno más de los extranjeros de aquella congregación tan cosmopolita, los había norteamericanos, franceses, indios, alemanes, italianos, uruguayos y no más de tres españoles. Y sabiendo que se trataba de un francés que conoció en Nueva York, y que él, Thierry, a su vez se relacionaba con las más altas esferas del celuloide internacional, me sobraron segundos para presentarme. Yo soy muy malo para dejar insatisfechas las curiosidades, lo considero una falta de respeto al honor propio, así que no iban a ser la timidez ni las barreras de ningún idioma las que pararan mi acechante lengua de un solo filo y, cual pirata a la caza del tesoro, comencé a disfrutar con las respuestas de mi interrogado:
-¿Qué te ha traído a Madrid?
He llegado invitado para dar una Masterclass en la Unión de Actores... Y porque me gusta guiarme “nariz al viento”, me apasiona descubrir.
-¿Sí? ¿Qué haces?
-Soy entrenador de actores, sigo El Método.
-¿Cómo se convierte uno en entrenador de actores y actrices?
Comenzamos nuestra formación como actor. Obviamente, hay que tener la suerte de toparse con un buen Maestro, es decir, alguien que tenga un profundo conocimiento de la técnica y del ser humano y que él mismo haya sido formado por excelentes maestros.
-¿En tu caso?
Mi maestro era Jack Waltzer, un gran entrenador de estrellas que trabajó con Elia Kazan. Él había sido diplomado por Lee Strasberg, Stella Adler y Sanford Meisner, los tres mejores maestros de El Método. Después alcancé mi grado profesional trabajando en la más pura tradición y de una manera auténtica e intransigente.
-¡Wow! ¿Mucho tiempo, un mes, dos, años?
Hay que entregar la paciencia a la imprescindible voluntad de aprender para mantenerte disciplinado con estos mismos maestros, son ellos quienes tienen que verte con un nivel lo suficientemente alto como para acreditarte. También es uno mismo quien tiene que profundizar y acrecentar la propia capacidad de observar la vida, de sentir y comprender lo no dicho.
Debo añadir que mi circunstancia, referente a la formación humanista que atesoro, se ha favorecido porque estudié la carrera de psicología y he sido criador de caballos, prácticas que me ha desarrollado sobremanera este sexto sentido. En cuanto al hecho concreto de pasar a ser entrenador de actores, sin duda que estoy reforzado por la motivación o vocación que siento; disfruto ayudando a otros a realizarse como actor y en papeles, dejándoles la mayor iniciativa posible en su interpretación. Somos seres portadores de luz y tenemos el compromiso de compartir los dones que la vida nos concede. Y entregarnos con pasión. Yo amo el cine y el teatro, las artes escénicas en general. También la pintura.
-¿Qué hace que un actor llegue a ser profesional o no?
Su talento, su nivel técnico, su voluntad, el entusiasmo por la profesión y el azar. Todo lo que puede pasar en la vida y no está previsto. La suerte. Lo mismo que la facilidad para relacionarse, hay que mantener amistad con los camaradas de oficio. Siempre hay que disponer de un grupo de amigos con los que puedas hablar de la profesión, alimentar y conservar las cualidades sin dejar que las costumbres de otros le quiten sitio a las propias. Se trata de ser único.
-¿En qué consiste su método, es complicado?
El trance de todo método radica en la misma dificultad que encontramos para recrear la vida sin más ni más, no somos magos cambiando las realidades con un simple chasquido de dedos. Cuando tenemos ideas del proyecto que queremos realizar y nos encontramos frente a la decisión que debemos adoptar, hay ocasiones en las que se hace difícil.
Aprender algo nuevo significa aceptar su dificultad y afrontar las sutilezas de aquello que no podemos organizar como lo hemos concebido.
Para expresarse con mi método se hace necesaria la libertad de crear en el momento. Hay que preparar todo como alimento del actor o la actriz y luego dejar al ejecutante expresarse en la libertad del personaje y la situación, esto es lo complicado para él o ella. Vivimos siempre con un poco de pudor y todo lo que no es confortable se transforma en una prueba consigo mismo, aquí es donde se presentan las costumbres que tenemos en las dificultades del trabajo. Pero pasada esta etapa de dificultad, el trabajo se transforma en un disfrute.
-¿Es más difícil formar a gente que empieza que a las estrellas?
Claro que es más difícil. Siempre es fastidioso iniciarte en una formación sin tener aún referencias de tus infinitas posibilidades. Es más difícil porque hay que comenzar por cimentar y andamiar para construirlo todo. La actriz o el actor, cuando comienza, no sabe dónde va. Ya irá descubriendo que esta profesión significa adentrarse en el camino de la excelencia.
Con las estrellas depende de la personalidad. Las estrellas ya conocen algo mejor su instrumento. Todo es difícil en la creación. Cuando tienes la suerte de trabajar con estrellas les proponen papeles interesantes y la gente que me busca quiere profundizar en sus papeles. Exprimirlo. Como ya te he señalado antes, es más difícil comenzar a formar debutantes; esperan mucho de ellos mismos y de ti y algunas veces se encuentran con su barrera ante la dificultad técnica.
-Cuéntame un poco de tu trayectoria.
Mi devenir se centra en el adiestramiento de un ojo crítico severo pero generoso. Traigo conmigo la experiencia real y dilatada en el cine internacional, Estados Unidos, Francia, Bollywood, Tailandia, Inglaterra… ¿Tú eres actor?
R: Glup, su repentina pregunta me pilló desprevenido, tuve que responder: Entre otras luces, sí, llevo los destellos del actor.
T: Pues yo puedo aportarte mis herramientas y supervisarte para potenciar tu imaginario y conectar tus personajes con tu propia esencia, dotándoles de personalidad única y vivencia total. ¿Puedes mostrarme alguno de tus trabajos?
Teléfono en mano, confieso que algo temeroso, le mostré una de mis intervenciones en televisión, la primera que salió.
T: Has comenzado fuera del personaje, veo que estás en el texto y pendiente de hacerlo bien, has tardado casi diez segundos en ponerte el personaje.
No tuve otra que la de reconocerle su apreciación. Cómo lo has visto.
T: Tu lenguaje corporal desmiente al verbal, lo veo en muchos actores españoles, no tanto en las actrices. Me gustaría ver otros trabajos tuyos.
En este punto y frente a la lasaña vegana que nos servían en la mesa, que resultó deliciosa hasta para los "carnívales", comencé a saborear la posibilidad de hacerme su alumno por unos días. Tenía por delante el estreno de un espectáculo del que yo mismo era autor y protagonista. No se lo dije y dejé que comiera, así me libré de enseñarle otros trabajos y que me hundiera la moral con sus observaciones tan elevadas. Una fiesta de cumpleaños no es buen lugar para que te hieran en la autoestima y, además, un buen vino en la mesa había desatado las lenguas de los otros veintidós invitados, ya estaban todos en modo comunicación fluida.
Tras las dos copas de vino tinto y una deliciosa tarta de kiwi que atravesaron mi paladar, viendo que Thierry estaba a gusto con mi conversación anterior, volví a la carga. El vino siempre me envalentona:
-En el tiempo que llevas en España, ¿cómo ves nuestro panorama actoral?
No me gusta criticar demasiado, una vez que algo está hecho te gusta o no te gusta.
-No, venga. Mójate un poco ¿Te gustamos o no?
Lo cierto es que hay grandes directores y grandes actores. En lo que respecta a los actores y como en la entrada de la actuación tuya que me has mostrado encuentro que el trabajo es, a menudo, demasiado sobre cómo decir los diálogos, en lugar de vivir el personaje. Si perdemos la relación con los personajes y la vida de la historia, entonces la situación se vuelve artificial porque no tiene que llegar desde el pensamiento. Me parece que el público quiere vivir la película no sólo verla.
-¿Por qué razón consideras que una actriz o actor es arrojado a los infiernos del infortunio?
La vida no me parece un río largo y tranquilo y el actor o la actriz, que, obviamente, a menudo es emocionalmente vulnerable, puede sufrir oscuros y pesados periodos de vacío e infravaloración. Lo aconsejable es tomar estos periodos como un paréntesis para recargar las pilas técnica y anímicamente, para reenfocarse y reencontrarse. Les sucede a los grandes actores sin importar cuán talentosos sean. Personalmente, estoy más bien atento a la calidad humana de las personas que me rodean y la meditación me tranquiliza, me ayuda en los momentos difíciles. El talento no se pierde pero a veces se duerme en sus hábitos.
-¿Todos pueden trabajar el método?
Algunas personas están más hechas para trabajar de una manera externa y otras para trabajar de manera interna. Cada cual tienen que averiguar lo que le va mejor. De forma subjetiva, pienso que en esta vida todo es cuestión de motivación y, en este concreto que me preguntas, si el objetivo es que la actriz o el actor encuentre sus propias dificultades, las que afrontar para superar y darse totalmente a este arte, te digo que sí, que todo el mundo puede acceder al Método. Desde luego que exige mucho esfuerzo a nivel personal y talento para expresar emociones con sinceridad. Hay personas que tienen obstáculos más o menos importantes, bien por imposiciones físicas o porque en su personalidad la vida les haya hecho complicado expresarse emocionalmente y con sinceridad. Poco a poco, trabajando sin obcecaciones y dejándose llevar por el lado acertado de la voluntad, todo se hace posible.
-¿Lo peor de ser coach de actores?
Creo que es trabajar con personas que tengan un guion débil o un director tan rígido que no deje al interprete expresar su talento y singularidad. Si el actor o la actriz están en condiciones de dar lo mejor de sí y el director le impone un juego convencional y pobre, eso es terrible. Insisto, lo peor de mi profesión ocurre cuando te llega un buen actor con un mal guion y tiene director o directora que no sabe trabajar con artistas.
-¿Prefieres trabajar con algún sexo?
No, no tengo ninguna preferencia. Algunas veces he encontrado que las actrices son más flexibles que los actores, pero no es una regla general. Lo que más me gusta es trabajar con personas que están dispuestas a subir su nivel, en lugar de pensar que ya son buenas. Es importante no perder el tiempo en discusiones que no son artísticamente interesantes y van en detrimento del resultado.
-¿Qué hace que un niño o niña llegue a actor o a actriz profesional o no?
Te encuentras con actores y actrices a quienes en la escuela no les iba bien porque el lóbulo creativo e intuitivo del cerebro lo tienen más hábil que el lóbulo que domina lo racional. Un niño o niña que sueña y que inventa comedias, ahí hay un buen terreno para ser actriz o actor. Dejemos que fluya su sensibilidad y que exprese lo que realmente siente, no le pongamos barreras en sus emociones y que sea reactivo a las cosas que no puede absorber porque le damos una buena razón para hacerlo.
-¿Cuál es el talón de Aquiles de una actriz o de un actor?
Su susceptibilidad, es decir, su ego. Ello viene con la dificultad que tiene para aceptar que puede hacerlo mejor, y conlleva que, a veces, se siente agredido o agredida. Un profesional también debe saber escuchar y oír para progresar y dar lo mejor de sí mismo. Siempre es necesaria una estrecha relación con dirección. De hecho, lo ideal es escuchar y hacer sin enredarse demasiado en reflexiones y discusiones inútiles. Tienes que confiar en ti mismo, sí, y en la expresión espontánea que puede surgir, aquí es donde radica la verdadera expresión de talento y la progresión, donde el consciente y el inconsciente se encuentran para bailar juntos. Donde el ego no tiene cabida, solo la obra de arte que has de plasmar.
-¿Qué te pone nervioso de un alumno o alumna?
Lo que me pone nervioso de un estudiante es que escuche lo que quiere y no lo que le digo, eso hace las cosas más difíciles para él o ella, pierde mucho tiempo, energía y no llega a ninguna parte. Aquí, lo único importante es que sea consciente de que juega a subir un peldaño en la exigencia artística y técnica de su carrera.
-¿Cuál es el precio de llevar una vida itinerante?
No sé, no me desagrada. Es apasionante trabajar con otras culturas, encontrar seres humanos tan distintos y tan parecidos. ¿Y el precio? No sé bien. Cuando tienes una pasión y la ejerces, el precio es rehacer la maleta. Pero no pienso que sea un precio.
Y decidí contratarle días después. Sin duda que me volteó el ego y hablé más de lo conveniente, qué se va a hacer. Pero no estamos aquí para hablar de mis limitaciones, solo trato de transmitir lo agradecido que estoy por lo que me hizo crecer.
Encantado, Thierry.
À bientôt
“Thierry es uno de los mejores coach internacionales” Unión de Actores.
No hay diferencias entre el ser humano y el actor puesto que él es su propio instrumento. El actor, dentro de su proceso de creación, debe ser…
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