El escritor y ex director de eventos en la madrileña sala Rock-Ola, L. Ramón G. del Pomar, presenta en Asturias su última obra publicada.
1.-Hijos de mentiras es una novela, ¿sobre que trata?
Es una novela de ensayo donde lo narrado, sirviéndose de distintos géneros, haciendo cómplice al lector e indagando en los infinitos laberintos de la condición humana, activa los resortes que escrutan en la subjetiva rectitud de cada cual. Drama, locura, humor negro y urbano, amor a ultranza, memoria histórica, celos, dudas, traiciones, sexo, alucinaciones, asesinatos, cuajo frente a la enfermedad, fascismo, avaricia, lealtad, sin olvidar el espacio-poder que las profundidades abisales de Internet han conseguido en la vida de tantas personas, hasta llegar a deshumanizarlas.
2.- ¿Cuántas novelas has escrito?
De los seis libros que me han publicado, cuatro lo fueron de poesía y relatos. Este último, Hijos de mentiras, es mi segunda novela publicada. El mal amor “Historia de un alegato” fue la novela anterior.
3.- ¿Qué es para ti la mentira?
Puede ser una bala que cruza la mente y atraviesa el corazón o un tenue soplido que llena los oídos de dulzor. Tal como he querido afrontarlo en esta novela, nuestras vidas se basan en mentiras o secretos –que también son o nos llevan a mentiras– y como el descubrimiento de la verdad nos empuja al declive o, si somos afortunados con la inteligencia, nos permite vivir más plenamente y abandonar el personaje que la rutina y la sociedad nos han obligado a interpretar. Una mentira puede ser una verdad que, huida,
un día regresa, o puede ser un hecho sólo cierto de tanto creerlo. Una mentira puede ser una cara descubierta en un baile de disfraces o un reflejo vanidoso enfrente del espejo.
4.- ¿Y la verdad?
¡Cuántas verdades han nacido de la mentira! Son esas vidas que vivimos como propias aún siendo ajenas a nosotros. Son farsas que de tanto ser interpretadas han cobrado vida. Una verdad puede ser una mentira para otro o incluso para uno mismo, si se aferra a la boca y persiste, y existe. No creo en la verdad absoluta, somos seres emocionales y subjetivos.
5_.- ¿El ser humano nace o se hace, bueno o malo, sincero o mentiroso?
Como vemos que en las luces hay sombras, insisto en que nada es absoluto. Nacemos entre supuestas buenas personas que, inocentemente, nos entrenan para ser sometidos o entregados, por supuesto que bajo el amoroso pretexto de una educación correcta, a los credos que gobiernen en según cual sea nuestro territorio cuna. Todos tenemos tanto de bueno como de malo, de sinceros como de mentirosos. La cuestión está en el lado de la balanza que te sitúes con tu propia ética y en lo que te ajustes al contexto.
6.-¿Hay buenos y malos ?
No lo creo. Pero ya que insistes, te diré que hay muchos lobos entre el rebaño. Lo mismo que me encuentro con gente inmensamente generosa. Hay que aprender de unos y otros, tal vez de ahí nos venga el justo discernir. La existencia, para no estancarse, se basa en
esta fuerza dual. Esto es uno de los fines que persigo con Hijos de mentiras. Como novela es, en definitiva, una declaración de valores a confrontar.
7.- ¿Estas en gira de presentación con esta novela, ¿hasta donde has ido?
Sírvame una metáfora taurina para contestar: en todo trabajo llega el momento de cambiar el traje de faena por el de luces y bajar al ruedo. Llegó la hora de alternar los alucinantes placeres de la imaginación, con los de la vida social y unas sidrinas. Retomar
el lado más humano para, cuando llegue el momento, afrontar con sinceridad la siguiente obra Escribir una novela es la disciplina más vil y maravillosa que conozco. Días y semanas sin salir de casa, obstinado en construir marcos narrativos con material de realidades captadas desde la actividad de mi mente perceptiva y haciendo de la trama una coreografía que victimice al lector indiferente aún. Terminada esta ardua labor, carretera y rock and roll. Así vengo de recorrer Cantabria, Bilbao, Murcia, Alicante, Valencia, Madrid. En esta última ciudad fue donde se presentó por primera vez Hijos de mentiras, en la pasada Feria del Libro. Me queda por recorrer el resto de España, antes de que en marzo sea publicada por la editorial Ocho y Medio mi siguiente novela, La materia de mis edades.
8.-¿Por qué de nuevo Asturias?
Esta es la segunda vuelta que doy por aquí, sí, ya estuve en septiembre. Entonces presenté Hijos de mentiras en Navia y en la Universidad de Oviedo. Ahora repito en Oviedo, esta vez en El Manglar el día 13 a las 19,30 y acompañado por la música en vivo del dúo ovetense Lyla y Javi. El día anterior, el 12 a las 17,30 la presentaré en la Universidad Laboral de Gijón. El martes 18 a las 19,30 lo haré en el Parador Nacional de Cangas de Onís, preciosa localidad a la que vine como actor para recrear el inicio de la reconquista.. El Cantábrico español huele a una afrodisíaca mezcla de epicureísmo pirata, sinceridad y sabiduría. Por eso viene siendo cuna de grandes talentos para las artes. Asturias es una tierra de puro yin-yang, por aquí disfruto de grandísimas amistades. Soy el primer productor de Cristina del Valle, fui gran amigo de Tino Casal, compartí piso en Madrid con el valiente y generoso Tino Ron. Una de mis dos hijas, Daniela Patricia, se ha criado con su madre en Gijón, así ha salido ella de inteligente, sana y preciosa.
9.-¿ Se puede vivir de escribir?
Me esperan unos años recorriendo toda la geografía española y sus centros penitenciarios, tal vez debiera contestar al hacer el balance final aunque, en principio y trabajando con la apasionada intensidad que me aplico lo mismo que viviendo con la humildad que me permite sentirme libre, te digo que sí. No obstante, yo soy un currante crónico e infiel por naturaleza. Quiero decir que necesito darme al amor de otras ramas del arte, alternando la novela con la poesía, la música, pintura, teatro, performances, diseño de vestuario... Frecuentemente trabajo de actor para capítulos de televisión, bien sea en series como La que se avecina, Centro médico y otras, además de películas y teatro.
10.- ¿En tu caso se puede vivir sin escribir?
No. Sería una dantesca insolencia por mi parte y un espantoso suicidio. Solo hay un género al que llevo siendo fiel desde que superé la edad de los palotes, la escritura. Mi gran maestra, junto con el calor y el frío del amor.
11.-¿Qué planes tienes de futuro y de futuro inmediato?
Ahora mismo, en días señalados, he de regresar a Madrid para rodar la nueva película de Ramón Luque, Rosalinda, comedia protagonizada por dos talentosas y bellas actrices de la nueva generación, Elena Furiase y Olivia Baglivi . Es la adaptación de una obra teatral de Shakespeare. Mi personaje se llama Adan, un viejo truhan y siervo protector del duque vividor que ha perdido sus títulos y tierras. También tengo otra película para febrero.
12.- ¿Qué recuerdos te trae el Rock-Ola, qué supuso para ti trabajar allí.
El próximo libro que me publicarán, La materia de mis edades, está escrito sobre la biografía del dueño y director de Rock-Ola, Jorge González Bellier. Él, aunque nacido en Argelia, desciende de una familia de gitanos de Elche que emigró cuando aquellas tierras eran territorio francés. Así que es hijo de un gitano levantino y de una gitana de Montpellier, Francia, que también buscó mejor fortuna en Orán. Su historia es la de un guerrero a ultranza e invencible, muy digna de ser escuchada por quienes quieran saber de un maestro de la supervivencia. Este fue mi primer privilegio, trabajar para un hombre que, ante todo, perseguía las aventuras del destino. Ahora vive retirado en estas tierras mediterráneas, así he podido escribir sus memorias. Trabajar para que aquella discoteca fuera un auténtico centro cultural o el salón de mi casa, fue mi segundo privilegio. Este solo podría compararse a la grandeza que se siente cuando alcanzamos un sueño aparentemente imposible e irrepetible. Un sueño que, en aquellos años, de contarle tu propósito a los amigos, solo escucharías como respuesta que estabas loco o colgado del último trippy que te comiste con la Fanny McNamara. Pero ahí está en la memoria del tiempo, Rock-Ola. Por nuestro incesante y agotador trabajo vino para la historia de España el sabor de un gran movimiento cultural, aunque lamento la paupérrima imagen que actualmente están dando por las televisiones algunos supuestos talentos salidos de aquella ornada.
12+1 .- ¿Volverías a vivir exactamente la vida que has vivido y vives,
cambiarías algo?
Ni tan siquiera cambiaría los días adolescentes en los que, por verme tan incomprendido e invalido de recursos para alcanzar una vida acertada, navegaba en el mar de las depresiones y convencido de que la vida no valía un pedo. Tampoco, aún sabiendo que me iban a clavar las mismas espadas, permutaría a ninguno de los amigos que me vendieron, ni a las novias que me mocharon o moché yo. Lástima que aún me arañen las pedradas de la envidia que despierto en quienes me miden desde su disimulada incapacidad, pero tampoco los cambiaría. Igualmente forman parte de ese estímulo con el que configuro mi fuerza, mi pasión para seguir persiguiendo sueños y mostrarlos al mundo tangible. Nada como permanecer disfrutando de cada instante, la vida me sigue becando con plenitud. Es muy fácil decir esto ahora, máxime sabiendo que ya pasé lo peor. Que no hubo infierno ni purgatorio que me retuviera más allá de mi férrea voluntad por sobrevivir para hacer arte. Así es como mi cabeza fue aprendido a ser moderada-mente feliz.
PRÓLOGO
Hijos de mentiras es una novela de ensayo donde lo narrado, sirviéndose de distintos géneros, haciendo cómplice al lector e indagando en los infinitos laberintos de la condición humana, activa los resortes que escrutan en la subjetiva rectitud de cada cual. Drama, locura, humor negro y urbano, amor a ultranza, memoria histórica, celos, dudas, traiciones, sexo, alucinaciones, asesinatos, cuajo frente a la enfermedad, fascismo, avaricia, lealtad, sin olvidar el espacio-poder que las profundidades abisales de Internet han conseguido en la vida de tantas personas, hasta llegar a deshumanizarlas.
Esta novela también refleja el drama de la soledad que viven quienes se ven forzados a la emigración, al abandono de sus raíces, a la frivolidad del azar. No siempre el instinto de solidaridad queda al alcance de los más necesitados, de quienes el sentido de la existencia no va más allá de la fatalidad que marca el nacer desfavorecidos. Hay muchos mundos en nuestro mundo, son realidades ajenas que subsisten a nuestro lado como puertas abiertas hacia donde ninguno de nosotros, súbditos de la sociedad del bienestar, tan propensos estamos a caer sin más empuje que el de un ligero descuido ya sea nuestro o de los dioses. Estas son algunas de las cuestiones que, mediante la verdad más cruda de la espontaneidad, se plantean en Hijos de mentiras. Una novela escrita para hacernos ver que nuestras vidas se basan en mentiras o secretos –que también son o nos llevan a mentiras– y como el descubrimiento de la verdad nos empuja al declive o, si somos afortunados con la inteligencia, nos permite vivir más plenamente y abandonar el personaje que la rutina y la sociedad nos han obligado a interpretar.
Hijos de mentiras es un libro lleno de imágenes que recorren los problemas de la sociedad actual. Una historia que el autor ha escrito con tiempo para narrar las distintas etapas que viven los protagonistas de esta aventura. Un libro que, sin ser de meditación, nos lleva a una mirada interna o pensamiento íntimo para sugerirnos más atención con mirada amable hacia lo que existe en nuestro alrededor.
En definitiva, Hijos de mentiras es una declaración de valores a confrontar.
Texto en contracubierta del libro.
Decidido a darme posibilidades para arriesgarme en la ruleta de la novela, Hijos de mentiras me llevó a recorrer países y emociones que me envolvieron en la magia de la aventura. Nunca es tarea sencilla. Todo episodio puede conllevar su dosis de inevitable esperanza, igual que su carga de impertérrita e ineludible crueldad. Y si la realidad se expresa en las bandejas de nuestra subjetividad, ahí es, sin el mínimo pudor y escrúpulo, donde se debe instalar la consciencia del escritor. Lugar interior en donde la absoluta sinceridad, aún por ser ficción, nos sitúa ante el continuo peligro para nuestra alma o entraña. Esta es mi aventura para reflexionar sobre nuestras emociones que, de tan cotidianas, tantas veces olvidamos sus cuidados.
Los más despiadados tienen, en todo momento, un lugar a mano donde ducharse de olvido. Para ellos las fresas brotan maduras sobre el mantel. Son ganadores flemáticos y no comprenden el sentimiento del aplastado, el miedo no les autoriza a conocerlo. Allá si sus invitados al banquete resultan o no los sacrificados. Sólo son compañeros indispensables para estos juegos de vanidad.
Hijos de mentiras es una experiencia en la que se hace imprescindible la entereza humana y psicológica del lector, solo así podrá hacer frente al desenfreno de la locura, a valores que pudieran perderle en el desatino y a la existencia del mal.
L. Ramón G. del Pomar.